Donde habitan lo coyotes Y el sol quema la tierra El reflejo de los antiguos en sus ojos Aproxima el sonido de los tambores En su cara aparece el rostro del guerrero Su garganta emite el lamento del viento De su mirada nace el respeto Y escucha el consejo del halcón y del chacal Ahora se ríe de los colores Mientras lloran las nubes Le engañan los sentidos Por un instante le atrapa el miedo Vuelve a casa por el cielo Contemplándose a sí mismo Corriendo por los cañones Hasta llegar a los Apalaches