Se rompió el cristal que separaba el día de la noche, la tierra del agua. Y en un solo aliento se llevó mi ropa al viento, y quedé sin nada, me quedé sin nada. Se paró el reloj que me corría de noche y de día, de noche y de día. Como un día de enero en Santiago del Estero, se volvió más lento, me volví más lento. ¿Cómo se puede tener tanto, sin tener más nada que mi alma? ¿Cómo se puede amar tanto, sin pedir nada? Oh, no hay nada, no hay más nada. Oh. Se rompió el cristal que separaba el día de la noche, la tierra del agua. ¿Cómo se puede tener tanto, sin tener más nada que mi alma? ¿Cómo se puede amar tanto, sin pedir nada? No hay una ventana en más allá, donde pueda volar mi mente lejos, todo ocurre adentro de mi piel porque eso es lo único que tengo. Oh, no hay nada, no hay más nada. Oh, no hay nada, no hay más nada. Y al final no hay nada, no hay más nada. Y al final no hay nada, no hay más nada. "No hay más nada".