Cuando buceaba por el fondo del océano me enamoré de una bellísima sirena fuera del mar, sin vacilar, feliz humano y nos casamos en las playas de Caleta. Pasaron más de nueve meses sin ninguna novedad, cuando cerquita de los trece se enfermó de gravedad. Tuvimos un sirenito justo al año de casados con la cara de angelito pero cola de pescado. Una mañana unos soldados tiburones me condujeron a la corte de Neptuno. Se me acusaba que en un Viernes de Dolores a la sirena me comí en el desayuno. Como ninguno me creyera me mandaron fusilar, cuando aparece mi sirena y cuenta toda la verdad. Tuvimos un sirenito justo al año de casados con la cara de angelito pero cola de pescado.