Menos azul y más negrura al agua pura sin color, la polla dura congelada en el arcón, no quiero besos cuando empiece el tiroteo, que el rechinar de los muelles de somieres cuando quieren galopar, es soneto y melodía y poesía de verdad, y no tonterías del viento, dame marrón y llévate blancos de nieve y de encalar le saco brillo a mi gatillo de danzar y las caricias se las guardas a tus muertos que no sabrán si verdean los cipreses o se oscurece el coral, si enrojecerán los meses de quererse levantar, del rosa de los putos cuentos, son camaleones vestidos de oveja los ojos traidores que enredan madejas robando colores de los corazones de los que se dejan pero del nuestro no, que late tranquilo sabiendo que salen detrás de sus hojas cientos de alacranes que cuidan de que esté siempre en flor, mojo en el gris que es más añejo y nunca pedirá perdón, que el cobre viejo me deslumbra más que el sol, de tan raídos los vestidos que se pone, y a destilar con los puños de alambique los tabiques de este mar y quedarme con la esencia, que es paciencia para andar saliendo humo de los cojones, son camaleones vestidos de oveja los ojos traidores que enredan madejas robando colores de los corazones de los que se dejan pero del nuestro no, que late tranquilo sabiendo que salen detrás de sus hojas cientos de alacranes que cuidan de que esté siempre en flor si despertar son mil quilates de gloria bendita, mejor soñarme remendando velas marchitas, que ya estoy harto de remar, compañera soledad, de tu puerta hasta la mía.