Allí donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre el fugitivo. Pongamos que hablo de Madrid. Donde el deseo viaja en ascensores un agujero queda para mí, que me dejo la vida en sus rincones... Las niñas ya no quieren ser princesas y a los niños les da por perseguier el mar dentro de un vaso de ginebra... Los pájaros visitan al psiquiatra, las estrellas se olvidan de salir, la muerte pasa en ambulancias blancas... El sol es una estufa de butano, la vida un metro a punto de partir, hay una jeringa en el lavabo... Cuando la muerte venga a visitarme no me despiertes, déjame dormir. Aquí he vivido, aquí quiero quedarme.