Sale de casa, va pensando qué dirá, dobla la esquina una vez más. La calle del carmen le saluda al caminar, y le da fuerzas para hablar. y ahora que he llegado hasta aquí no me digas que no soy yo quien te cuida y quien te hace reír, y también a veces llorar. Respira muy hondo porque sabe que esta vez no va a poderse contener. Cuídate mucho, me lo vas a prometer, al menos dime que estás bien. Supongo que sabes que algún día yo volveré a ver tu balcón aquel que dice viva viva el amor, y viva todo a su alrededor.