Un bandoneón con su resuello tristón. La noche en el cristal de la copa y del bar y del tiempo que pasó... Mi corazón con su borracha emoción. Y en otra voz, la voz de la historia vulgar, dice mi vulgar dolor... Mariposita, muchachita de mi barrio, te busco por el centro, te busco y no te encuentro, siguiendo este calvario con la cruz del mismo error. Te busco porque acaso nos iríamos del brazo... Vos te equivocaste con tu arrullo de sedas palpitantes, y yo con mi barullo de sueños delirantes, en un mundo engañador. ¡Volvamos a lo de antes! ¡Dame el brazo y vámonos! Ni vos ni yo sabemos cuál se perdió. Ni dónde el bien, ni el mal, tuvo un día final y otro día comenzó... Yo bebo más porque esta noche vendrás. Mi corazón te ve; pero habrá que beber mucho... ¡pero mucho más!...