Recuerdo muy bien aquella noche bajo un cielo cubierto de estrellas. Nos fuimos en mi coche al viejo autocine a ver un aburrido film de amor. A media película traté de besarte y tú te apartaste del sillón. Te fuiste y me dejaste ahí plantado viendo el aburrido film de amor. Y cuando fuí al bar por una Coca-Cola, creí reconocerte en un rincón estabas abrazada a un metro ochenta y cinco, como en un aburrido film de amor. Cambié mi Coca-Cola por un par de whiskies y acabé borracho en el bar. Ví terminar el film, y cuál fue mi sorpresa ver que el protagonista era yo.