Recibiste los biabazos de la suerte mistonguera y a la pucha se te fueron los momentos de esplendor: de tu percha tan debute, tan jailafe y tan diquera, perdoná que te lo bata, no te queda ni el color. Te viniste para abajo como bafi de italiano, andás piantao de la gente como gato'e corralón. Tu chamuyo tan alegre, decidor y campechano, sólo bate fulería de cadáver ilusión. Y, total, porque la mina te la dio por la azotea y en el medio de la vía amurado te dejó, cara a cara con la vida, con tu pobre vida rea, adonde ella, sin quererlo, poco a poco te llevó. Vos dejaste los encantos de un bulín donde tenías una madre viejecita y una hermana que cuidar; un bulín donde vos eras esperanzas y alegrías, por seguir a esa malvada que te acaba de amurar... Olvidaste los deberes por seguir la caravana que, apenado y afligido, hoy tenés que abandonar... No llorés... Eso no es de hombre... Con llorar nada se gana... Vos sos joven y sos bueno... Te podés acomodar... Todavía estás a tiempo de pegar el batacazo más debute y provechoso que podés imaginar... Andá a ver a tu viejita... Dale un beso y un abrazo y, llorando, preguntale si te quiere perdonar.