Mi techo es su suelo, la veo cuando escucho, la encuentro y me muero. Su piso es mi cielo, me vence aunque lucho, su olor de aguacero. No sabe que existo, no advierte que espero un buen empujn del destino, mientras tanto soy slo el vecino. Ella vive arriba en el sexto piso, yo escucho sus pasos. Yo panza arriba, tirado en el piso viendo el cielo raso. Parece un bong sus pies en la duela con esa rutina del cisne, as es como empiezan los chismes. Casi la puedo puedo ver, persigo el camino del bao a la sala, escucho caer su blusa de lino ya est en la cama. Yo en el cobertizo soando con ella, con la bailarina vecina. Se olvid de cerrar la cortina. La bailarina vecina se pone el tut en el espejo, yo estiro el pescuezo pa' verla en vitrina. La bailarina vecina recorre mi techo en puntillas, y le hace cosquillas de esquina en esquina. Sabr algo de m la inquilina? Ojos de luna, pelo de yegua, su piel es de seda. La espero a la una, paciencia sin tregua, flotando en la acera. Y surfeo la ola que deja su espalda, rumbo del Teatro Victoria, el resto lo s de memoria. La bailarina vecina se pone el tut en el espejo, yo estiro el pescuezo pa' verla en vitrina. La bailarina vecina recorre mi techo en puntillas, y le hace cosquillas de esquina en esquina. Sabr algo de m la inquilina? Maana ser, con todo el rigor la misma odisea. Que plan detendr el tmido amor?, que sea lo que sea