(Charly García) Tu tiempo es un vidrio, tu amor un faquir, tu cuerpo una aguja, tu mente un tapiz. Si las sanguijuelas no pueden herirte no existe una escuela que enseñe a vivir. El ángel vigila, dscubre al ladrón, le corta las manos, le quita la voz. La gente se esconde o apenas existe, se olvida del hombre, se olvida de Dios. Miro alrededor, heridas que vienen sospechan que van, y aquí estoy: pensando en el alma que piensa y por pensar no es alma. Desarma y sangra.