Bajo el pecho abierto del atardecer, dos caminantes van, unen sus manos: pienso en tí, pienso en tí. Por reflejo, busco, miro y no estas; dos que caminan, van; unen sus manos pienso en tí, pienso en tí. En qué manos mis manos reclaman estar qué distancia es exacta qué tiempo hay que andar, las mitades ocultas se muestran a mí: significa que pronto regreso por tí. Treinta y seis peldaños, subí, mas no hay cansancio, en mí; miro por encima de tí, de tí, soy feliz. Doy dos vueltas busco, miro, y ya estás dos caminantes mas unen sus manos pienso en tí pienso en tí.