Os engañé en mi campaña cuando afirmé, con firmeza, que estarían las cuentas claras y cumpliría mis promesas. Pues bien, ya han estao en las arcas mis dos manos sinvergüenzas; que afición tienen las dos, la derecha y la izquierda. Yo no tengo corazón. Tampoco remordimiento. Lo que siento es devoción por el poder y el dinero. Tengo coches oficiales, soy católico y putero; los coches los paga alguien, ... Mis amigos son banqueros y altos ejecutivos, y tengo a “dios” en el cielo buscándome un terrenito para recalificarlo y venderlo por un pico a una comuna de santos. ¡Y es que yo soy un bendito! Yo no sudo ni un día. Soy político sin serlo, como la gran mayoría que se dedica a “ésto”, a “ésto”. Que yo ando de esta guisa pa forrarme al momento y me da igual lo que digan, quién se quede con lo puesto y quién vaya a la ruina. Ahora subo los impuestos, que yo me metí en política pa vivir muy bien del cuento, pa vivir siempre del cuento, para vivir de lo vuestro. Como la gran mayoría que se dedica a “ésto”, yo no sudo ni un día; por mi suda tu pellejo. Yo no tengo ideales, sólo defiendo lo mío; y lo mío es llenarme, hasta arriba, los bolsillos. Tengo coches oficiales, soy católico y putero; los coches los paga alguien, las putas las paga el pueblo, la fiesta la paga el pueblo, la coca la paga el pueblo. Que yo no sudo ni un día, soy político sin serlo; como la gran mayoría que se dedica a “ésto”. Y aquí tenéis; estas son mis dos manos sinvergüenzas; que adicción tienen las dos, la derecha y la izquierda. Soy político, católico y putero. Soy político, católico y putero, y eso es lo que hay, y ¿sabes lo que quiero?. Tu dinero, tu dinero, tu dinero... Eso es lo que hay; ya sabes lo que quiero. Tu dinero, tu dinero, ¡todo tu dinero!