Caminamos por colinas de cebollas y metal, por recuerdos de otras vidas, cosas que han pasado ya. Y aunque los huesos duelen, cada paso duelen más, algo así no debería terminar. Recorremos el camino sin volvernos hacia atrás, por columnas de ceniza, por iglesias de cristal. Y estamos bajo el agua, y estamos bajo el mar, pues se hace más difícil respirar. Se acerca a mis oídos, me habla de lo que nos queda por pasar. Y estallan los sentidos en colores aún por inventar. Y está claro, no hay razón para dudar. Y rezamos para no volver jamás. Compartimos lo que queda y llegamos al final. En castillos de madera de mercurio y de coral. Y aunque el cansancio pesa, cada día pesa más, por favor jamás nos hagas regresar. Se acerca a mis oídos y habla de lo que nos queda por pasar. Y estallan los sentidos en colores aún por inventar. Y está claro, los demás piensan igual. Y rezamos para no volver jamás, para no volver jamás. Y rezamos para no volver jamás.