Esa pobre desgraciada Muy temprano se marchó Intentó vivir su vida Pero en ella se perdió Y en la soledad de un parque Lloraba por su dolor En al menos veinte años Nunca nadie la llamó Y aprendiendo a hacer amigos La amistad la traicionó Y en el banco de aquel parque Su maestro la encontró El demonio le hizo una invitación Un paseo a caballo por cada rincón En la boca del metro buscaba el calor Y en la calle vendía por poco su amor De rodillas llorando sin fuerzas quedó Y a la luz de la luna pedía perdón Ya sin sangre en las venas no tuvo elección Con su cuerpo en la arena murió su canción.