El espadachín Diego Cortés, escondido tras la maleza escucha estas palabras entre Astaroth (su verdadero nombre) y una preciosa bruxa llamada Mariá de Zuzaya. De la noche de los tiempos De tu oscuridad He regresado a buscar Un don para la humanidad Y no pronuncias mi nombre Aunque bien sabes quién soy De tu soberbia y tu odio El reflejo alimentado soy Soy el eco de tu ira El espejo en que Tu avaricia se refleja Y me da poder Fluyo a través de las vidas Que no consiguen saber Dónde encontrar la salida Que abre la puerta del mal y del bien Ven hacia mí Y déjame morar en ti Soy el deseo Lo oscuro que hay en ti Compro tus sueños, Por tu alma, tu Dios ¿Cuánto da? Soy el que soy El portador de luz Cubra tu manto Mi luz y mi amor Suave es el óbito Y dulce este dolor Tómame y el viento Hará una canción Con el fuego eterno Que sellará nuestra unión "Toma mi sangre, mézclala, bébela Y quémala, arde en la llama Pues sólo así podrás adorarme Haz lo que digo porque esta es la ley No me creas, experimenta Bebe pues no hay otro medio" –