Hay un pato bizco que se cae a cada rato; hombre, pobre pato ¡con los ojos al revés! Pero es un buen amigo mucho muy cortés nunca, nunca dice no si se trata de un favor. Algunos le ruegan: "¡Prestame un centavo!" Busca entre sus plumas y entrega dos pues su vista es doble y su alma es noble. El patito bizco ¡tiene de oro el corazón!