El tiempo estaba celoso de él Corría para marchitar sus rosas, Esa belleza la copia un pincel El retrato lo atrapa y lo transforma. ¡Si yo fuera siempre joven! ¡y la pintura envejeciera! ¡por eso daría todo! ¡No habría nada en el mundo que yo no diera! El diablo, que acecha su presa Contra ella un zarpazo lanzó Rápido, preciso y certero Y añade un alma a su colección. Cada uno lleva dentro Un cielo o un infierno Elegimos uno u otro Es el poder del deseo. Van transcurriendo los años, El se ha entregado al placer, Su belleza sigue intacta El cuadro cambia por él. Las locas pasiones, Lo atenazan y envilecen Ni el placer del placer le complace Ahora quiere parar, pero no puede. El diablo no cierra sus cuentas, No conoce la palabra perdón, La victoria se sienta en su mesa, El ya sabe que su hora llegó.