Sentí una mordida fatal, en mi cuello en la llugular. Mi sangre corre ya, por todo el piso. Veo a mi cuerpo fallecer, en los colmillos de otro ser, que se ve igual que yo, pero está vivo. Me elevo al cielo empiezo a ver, mi vida lleno de placer. Amores que sentí y tambien odio. Llegando al cielo al fin sabré, si Dios es un perro también. Si ladra como yo, y si pelea muy bien, con otros dioses que, se ponen bravos sin saber por qué.
