Para las angustias pasadas: La Habana, por los desvaríos del día: La Habana, para reinventarse los grises y encontrar el agua y las ganas, cual si un curandero revive La Habana. La Habana, La Habana mía, La Habana, La Habana nuestra, Habana que no varía, Habana qué no te diera, Habana qué no tendrías, Habana qué no tuvieras. Para acompletarte los sueños: La Habana, para replantearse la vida: La Habana, para que la luz cauterice, para remontar esperanzas, para hacerlas casi visibles: La Habana! Para los descuidos del alma: La Habana, para el vendaval que se arrima: La Habana, para no pasar de infelices cuando se despeñe la calma, para los olvidos gentiles: La Habana.