Si ves que lloro, tírame una trenza, no seas pelleja y despeja el torreón, mira a ver, que ataos con un cordel te ofrezco mis respetos, ni te la meto ni te pongo un cascabel, que el llorar es por tus ojos, no es por cojones, que si me miras van cantando Camarones por seguirillas, latiendo bajo, como el badajo que hay en nuestros corazones, que no palpita, que pega voces, que está hasta el coño de mentiras y de roces, no quiera el otoño que se pare por mí. Si ves que pego coces en la cuadra abre la puesta y despierta, que no voy a meter mi vida en tu sostén, ni la tuya en un marco, demasiado charco pa este barco de papel, de besar... beso a la luna, pa hacerte un feo, me da un deseo y pido el mango de una escoba, de lomo bravo, de pelos tiesos, para montarla o pa mover la sopa boba que he comerme solo y compuesto, y lo que sobre... a los geranios de tus tiestos, no quiera el otoño marchitarlos por mí. Que la madrugada sólo se dedique a pudrir tendederos, que la hagan morir resaca y luceros, por sus tuberías corren poesías de lo que más quiero y lo quiero perder... no quiero querer. Latido jondo es lo que quiere tener mi cama que no tiene sueño, un ruido sordo, potro de rabia y miel de la piel hacia dentro, latido jondo, más hondo que un mar de hiel amargo del fondo hasta el techo, ratas a bordo y tira millas que en la orilla nadie nos puede ver. Si oyes que llueve ruina en la despensa dale a las ubres, las manos nunca piensan ni ven, que ya no hay más que ver, ni luz, ni Dios que baje, ni más brebaje pa abrevar que el de tu sed, de beber... bebo por gula, no por sediento, me importa poco si fue uno o fueron cientos los paladares que echas de menos, que pa mi credo solo quiero un mandamiento, y es que mis labios secos de invierno sigan lamiendo las hojitas de un cuaderno, no quiera el otoño deshojarlo por mí. Que la madrugada sólo se dedique a pudrir tendederos si quiere perder, si quiere querer, latido jondo es lo que quiero tener