"Ya son las once y media y tú en la cama" -me dijo mi morena gozadora- "¿no crees que ya iría siendo hora de hacer un sacrificio por la causa?". Le dije, encendiendo un cigarrillo: "El mundo se está hundiendo en la demencia, y tú haciendo gala de inconsciencia me pones entre el yunque y el martillo" ¡Free, Nelson Mandela set him... Free! Después me reprochó por haber vuelto cocido, tipo tres de la mañana; de haberla despertado con mis ganas de transgredir el sexto mandamiento. Le dije: "Qui va piano va lontano, la paz es solamente provisoria, y no es por levantarme que la historia va a amanecer un poco más temprano". Le dije que no hiciera una tormenta en una simple copa de vinacho, que no era por ponerme vivaracho, que es duro de llegar a los cuarenta. "Mañana tal vez no estaré contigo y el mundo no será sino una ruina, ¿por qué no te lo tomas con andina y vienes a pecar aquí conmigo?".