Por una cabeza de un noble potrillo que justo en la raya afloja al llegar, y que al regresar parece decir: No olvidéis, hermano, vos sabés, no hay que jugar. Por una cabeza, metejón de un día de aquella coqueta y risueña mujer, que al jurar sonriendo el amor que está mintiendo, quema en una hoguera todo mi querer. Por una cabeza, todas las locuras. Su boca que besa, borra la tristeza, calma la amargura. Por una cabeza, si ella me olvida qué importa perderme mil veces la vida, para qué vivir. Cuántos desengaños, por una cabeza. Yo jugué mil veces, no vuelvo a insistir. Pero si un mirar me hiere al pasar, su boca de fuego otra vez quiero besar. Basta de carreras, se acabó la timba. ¡Un final reñido ya no vuelvo a ver! Pero si algún pingo llega a ser fija el domingo, yo me juego entero. ¡Qué le voy a hacer..! Por una cabeza, todas las locuras. Su boca que besa, borra la tristeza, calma la amargura. Por una cabeza, si ella me olvida qué importa perderme mil veces la vida, para qué vivir.