Acuérdate de abril, recuerda la limpia palidez de sus mañanas, no sea que el invierno vuelva y el frío te desgarre el alma. Acuérdate de abril, recuerda la luz, pero la luz más clara, la que el beso más mío deja donde la boca más lejana. Acuérdate de mí si abril te llega tendida, fiel y amada en otros brazos; acuérdate de mí si abril volviera con nuevo traje y nuevo lazo. Acuérdate de mí cuando el otoño le dé paso a la primavera; acuérdate de mí si el pensamiento te libra del amor que te sujeta. Acuérdate de abril, recuerda mi voz cantando a tu sonrisa; acuérdate de abril, que no se aleja si hay más congoja y menos prisa. Acuérdate de abril, recuerda mi andar sobre tu piel, descalzo; acuérdate de abril, recuerda: mi gesto en el primer abrazo. Acuérdate de mí si te sorprende el viento que otro abril trajera, acuérdate de mí si nunca sientes un beso que a tu amor convenza. Acuérdate de mí, no me abandones tan solo, que este abril me desespera; no olvides que el amor vuela de noche y anida en otro abril cualquiera. (1974)