Huelga deciros que yo os quiero más en la profunda pulpa de antesueño, cuando el glacial se reconvierte en sol y se nos va la esperma en el empeño, y se nos cuaja el ceño de cenizas ávidas de hendir el cavilar de leño. Huelga deciros, libertad os una, que os sueño arando en hierro y sabio azote, volviendo a errar y a errar sin miramientos sobre un caballo y sobre un brioso brote, que es una forma de entender amar y otra jornada que vencéis al trote con ansia de echar la tierra a mugir, la luz a rodar. Huelga dudar que libertad amando me vuelva a herir la gana regresando. Qué hambre tener qué libertad os una os una en la memoria del ultraje, os rememore y os despierte al vuelo, os calce el corazón con los corajes, os arremeta, sin parar, la estancia oscura en que bebéis la injuria y su brebaje. Qué hombre volver para que os una libre libre su nombre y su veloz corpiño, su vientre cuarzo y su agonía historia, y sus cadenas, su reloj, su niño. Y os avecine, os una, y os ausculte con sus dos manos y sus tres cariños, y su refulgir su oficio de herir la luz por venir. Si nos va a arder la gana en toda luna y hemos de andarla junto tierra a tierra que en las raíces libertad nos una.