Yo tengo la piel de barro y el alma color de luna, me llaman el perseguido y por qué no habría de serlo, si canté para los míos, cuando era delito hacerlo. Si canté para los míos, cuando era delito hacerlo. Por eso la policía me siguió por cielo y tierra, y como me halló cantando me metió tras de la reja no valieron mis descargos p'a aliviarme la sentencia. No valieron mis descargos p'a aliviarme la sentencia. Cierto alcalde de Los Muermos, cerquita de Puerto Montt, no me dejó entrar al pueblo, diciendo como razón, que él era rey en su reino y en todita la región. Que él era rey en su reino y en todita la región. No me gustan los que dicen que son dueños de los otros, yo prefiero el hombre libre, sin fronteras ni barreras, yo prefiero el hombre simple, sin gorra y sin charreteras. Yo prefiero el hombre simple, sin gorra y sin charreteras. El día en que habló la tierra y entregó muerto a mi padre algunos de mis hermanos querían ahogar en sangre el dolor que nos causaron las balas de los cobardes. El dolor que nos causaron las balas de los cobardes. Ya con esta me despido porque me voy p'a Pisagua, voy a buscar una historia p'a ponerla en mi canción y cantar a tu memoria, compañero Salvador. Y cantar a tu memoria, compañero Salvador.