No me importa ir de puntillas por tu piel, pero no me pidas más de lo que soy. Me la juego a cada instante ganador o perdedor, por seguir siendo el esclavo de tu amor. Caminar por tu cadera es para mí, la mejor de las maneras de morir. No daré nada más bello ni más dulce al corazón que seguir siendo el esclavo de tu amor. Y a la noche mientras duermes me despertó. Y mi suerte sigue bien, tú estás ahí. Tu calor se mete dentro de mis huesos. Y le digo a Dios que no hay nada mejor que seguir siendo el esclavo de tu amor.