¡Oh pago viejo cuánto te añoro! Sendero largo, camino del arenal. Estero ancho que en agua mansa se pierde a lo lejos, bordeando el naranjal. ¡Cuántas veces me esperabas sentada, muy pensativa, en la tranquera de tu rancho o a la sombra del saucedal! Desde lejos escuchabas la coscosca de mi montao, con apero bien chapeao o escaseando al llegar. Pasaron años y no te olvido: vives en mi mente lo mismo; igual que ayer. Y hasta las auroras me traen recuerdos de aquella tarde, que yo te juré volver. ¡Cuántas veces me esperabas sentada, muy pensativa, en la tranquera de tu rancho, o a la sombra del saucedal! Desde lejos escuchabas la coscoja de mi montao, con apero bien chapeao, o escaseando al llegar.