Con el codo en la mesa mugrienta y la vista clavada en un sueño, piensa el tano Domingo Polenta en el drama de su inmigración. Y en la sucia cantina que canta la nostalgia del viejo paese desafina su ronca garganta ya curtida de vino carlon. E...! La Violeta, la va, la va, la va... La va sul campo che lei si sognaba ch'era su gigin, que guardandola staba... El también busca su soñado bien desde aquel dia, tan lejano ya, que con su carga de ilusión saliera como La Violeta que la va...la va... Canzoneta de pago lejano que idealiza la sucia taberna y que brilla en los ojos del tano con la perla de algun lagrimon... La aprendio cuando vino con otros encerrado en la panza de un buque, y es con ella, metiendo batuque, que consuela su desilusión.