De nuevo estoy de vuelta, después de larga ausencia, igual que la calandria, que azota el vendaval. Y traigo mil canciones, como leñita seca: recuerdo de fogones, que invitan a matear. Y divisé tu rancho, a orillas del camino, allá donde a la noche, le tejen un altar. Al pie del calicanto, la luna cuando pasa, peinó mi serenata, la cresta del sauzal. Tu amor es una estrella, con cuerdas de guitarra, una luz que me alumbra, en mi oscuridad. Acércate a la reja, sos la dueña de mi alam, sos mi luna cautiva, que me besa y se va. Escucha que mis grillos están enamorados, y lloran en la noche, lamentos del sauzal. El tintinear de espuelas del río, allá en el vado, y una noche serena, alumbra mi penar. De nuevo estoy de vuelta, mi tropa está en la huella, arrieros musiqueros, me ayudan a llegar. Tuve que hacer un alto, por un toro mañero, allá en el calicanto, a orillas del sauzal. Tu amor es una estrella, con cuerdas de guitarra, una luz que me alumbra, en mi oscuridad. Acércate a la reja, sos la dueña de mi alma, sos mi luna cautiva, que me besa y se va.