A la hora en que la luna se asoma tras el tejado, inclinada sobre la cuna la Coneja está con cuidado. Su conejito cayó enfermito ay, pequeño, pobre de ti! la barriguita le duele al conejo porque en la tarde comió perejil. Doña Coneja estaba perpleja, y su otro hijo dijo por fin: "Ponte aunque sea el sombrero y corre ligero, hay que ir a comprar cinco de linimento y no pierdas tiempo para regresar" "Llega a la botica, tocales la puerta, dile al boticario, por favor, que despache pronto el mejor remedio para barriguitas con dolor" "Corre conejo corre, porque tu hermanito ya no puede más, pero al volver recorre el mismo camino con velocidad." ¡Oh! que lento pasaba el tiempo, la aurora nunca llegaba; y cargando a su pequeño la Coneja se desesperaba. El conejito estaba en un grito muy enfermo por no saber que todo aquel que ha nacido conejo el perejíl jamás debe comer. Doña Coneja alzo una oreja y al mayorcito dijo otra vez: "Ponte aunque sea el sombrero y corre ligero, hay que ir a comprar cinco de linimento y no pierdas tiempo para regresar" "Llega a la botica, tocales la puerta, dile al boticario, por favor, que despache pronto el mejor remedio para barriguitas con dolor" "Corre conejo corre, porque tu hermanito ya no puede más, pero al volver recorre el mismo camino con velocidad."